En el Liceo Municipal de esta poco conocida comuna de la Región Metropolitana un grupo de jóvenes con discapacidad cognitiva aprende sobre el cultivo de hortalizas y flores como una alternativa laboral para el futuro. Esto gracias a un microcentro agrícola apoyado por el Fondo Descúbreme.
El Liceo Municipal de San Pedro, comuna rural cercana a la costa, acoge alumnos desde prekinder a cuarto medio. Es un establecimiento que, como todos, entrega conocimientos y valores a sus estudiantes, pero posee algo que lo distingue: incluye a niños y jóvenes con discapacidad cognitiva.
En su labor de promover la integración de ocho de ellos -los que tienen entre 16 y 18 años de edad-, el liceo ingenió un proyecto para que cuando ellos egresen puedan tener un futuro laboral más seguro, de acuerdo a sus intereses y capacidades.
Gracias al Fondo Descúbreme -que tiene como objetivo apoyar iniciativas de inclusión que den oportunidades de crecimiento e igualdad a las personas con discapacidad cognitiva- en julio de este año, la institución comenzó la construcción de un microcentro agrícola, que incluye un vistoso invernadero y varios metros cuadrados de cultivo.
«La dificultad que existe del paso del mundo escolar al laboral de las personas con discapacidad nos exige un esfuerzo mayor, pero a través de este microcentro agrícola vamos a tener la posibilidad de desarrollar a los alumnos en su diversidad de competencias y habilidades, y eso les va a permitir integrarse a la vida misma», cuenta la directora del establecimiento, Patricia Donoso.
Ensayando ser grandes
Este proyecto fue ideado por un grupo de profesores del Liceo San Pedro y entre ellos se encuentra Patricia Cerda, educadora y coordinadora actual de la iniciativa.
La idea es que los jóvenes se hagan cargo de cada una de las partes que componen el microcentro, desde las «camas» de cultivo, las flores del invernadero, hasta la fabricación del humus, un abono que hacen lombrices usando residuos de verduras. De esta forma, luego de la primera cosecha, los niños venderán las verduras y hortalizas que sembraron.
«Los niños están súper entusiasmados y motivados porque esto les puede servir no sólo aquí, sino que en otros lados a futuro y aparte también los motiva el hecho de que tendrán su propio dinero», cuenta la profesora.
Una de las beneficiarias del grupo es Brígida Jiménez, alumna de cuarto medio. Ella tiene discapacidad cognitiva leve y, pese a tener ciertos problemas de aprendizaje, este acercamiento con la agricultura -según cuenta- ha sido muy beneficioso.
«A mí me gustan las cosas de la naturaleza -dice-, porque me entretiene y el proyecto también lo encuentro bueno para mis compañeros porque ellos van a estar más tiempo que yo y les va a servir mucho, porque van a a aprender muchas cosas que les van a ayudar en el futuro, porque muchos no tienen ganas de seguir estudiando después y, en cambio, les gustan las cosas del campo», indica.
Apoyo a través de la enseñanza
Junto con agradecer los recursos del Fondo Descúbreme, Patricia Cerda también reconoce el aporte local. «Esta idea no podría haberse concebido y hecho realidad sin la ayuda de toda la comunidad», cuenta. La coordinadora del microcentro agrícola se emociona al relatar que en esta labor también ha estado muy presente la población de San Pedro mediante capacitaciones para los talleres.
«En cada labor dentro del huerto ha habido una asesoría por parte de gente experta en el tema, para que luego nosotros les enseñemos a los niños», cuenta la profesora.
Durante dos horas y todos los días, los niños pertenecientes a este plan de inserción laboral aprenden a realizar las labores en el microcentro. Sin embargo, no son los únicos que participan; cada uno de ellos tiene un «padrino» -jóvenes del colegio que tienen conocimientos más avanzados en agricultura- que los apoyan en esta tan enriquecedora tarea, que sin duda los ayudará en el futuro.
El Fondo Descúbreme es una iniciativa que es posible gracias al aporte de los clientes de Unimarc, la misma compañía y Fundación Descúbreme.